jueves, 19 de febrero de 2015

Vacunofobia

Hace unos días en una plática de sobremesa que versó sobre la efectividad y la necesidad de las vacunas, escuchaba algunos puntos de vista sobre si, más allá de ser inocuas, eran dañinas, y si realmente era una garantía para no contraer una enfermedad, "mi hijo por ejemplo, no tiene ni una sola vacuna y anda como si nada" decía uno de ellos.

Hay una peligroso escepticismo que presentan algunos sectores de la población con el cual argumentan que si no te ha pasado nada, entonces no lo necesitas, claro ésto derivado de la ignorancia de estas personas sobre como es que funcionan las vacunas en el cuerpo humano. La vacuna no es un remedio, no es una sustancia que en esencia "cure" alguna enfermedad; una vacuna es un mecanismo de prevención de enfermedades, es algo que sirve para prevenir una enfermedad y cuyos efectos sean "atenuados a nivel de un "resfriado común" que pueda ser atendido sin mayor complicación.

Un Anticuerpo es como un erizo lanzado a un estanque de globos, solo que al mismo se le han quitado las espinas que provocarían el daño al organismo (el estanque de globos) de tal forma que éste se pueda reconocer permitiéndole así al sistema inmunológico generar y desarrollar las defensas necesarias para cuando el erizo se presente de nuevo, pero esta vez con todo y sus espinas; mientras eso sucede, no pasará nada, ni para bien ni para mal, si acaso habrá algunos efectos mínimos que no se comparan con los efectos que se presentarían si un virus llega a atacar el organismo y éste no presentará ninguna defensa.

Por otro lado, si lanzas muchos erizos rapados a un estanque de globos, quizá habría algunos efectos derivados del volumen de los globos más el volumen de los erizos en el mismo espacio, evidentemente influirán en el movimiento "normal de los globos" tal vez lleguen a reventar alguno que otro, de ahí que los demás globos aprenderán que o tienen que producir nuevos globos con una corteza más sólida o ellos mismos tendrán que hacerse más flexibles para evitar los daños que el erizo pueda hacerle, pero en si, los efectos de las vacunas en un organismo sano son perfectamente controlables, así que del mismo modo que no te curan, no te dañan.

En años recientes se ha observado una preocupante tendencia a la baja en las personas que reciben vacunas, lo cual a la larga podría provocar un problema en el sistema de salud (una enfermedad cuesta más que una prevención).

En definitiva es una lucha que se ha de librar en muchos frentes, tanto en las escuelas, en los sistemas de salud locales y federales y aún más complicado en la intimidad de los hogares, lastima que para este mal no hay vacunas.